Los colores pueden ser más hermosos del accidente de la evolución. Las mutaciones espontáneas que perturban la disposición de los componentes estructurales, como la celulosa, colágeno, quitina y queratina, inadvertidamente creando paisajes en nanoescalas que capturan la luz en las más diversas vibrante verdes iridiscentes formas que producen, rojos encendidos, azules brillantes, blancos opalescentes, brillante platas y los negros de ébano.
Colores estructurales, en contraste con los producidos por pigmentos o colorantes, surgen de la interacción física de la luz con nanoestructuras biológicas. Estas estructuras de color creando probablemente desarrollaron un fenotipo tan importante durante la explosión cámbrica hace más de 500 millones de años, cuando los organismos se desarrollaron los primeros ojos y la capacidad de detectar la luz, color, sombra y contraste. «Tan pronto como usted tenía depredadores visuales, había organismos que, o bien estaban tratando de distraer, evitar o comunicarse con los depredadores utilizando coloración estructural», dice la Universidad de Yale Richard Prum ornitólogo evolutiva.
BRILLIANCE AGELESS: Aunque el color de la hoja pigmenta deriva de estas décadas de edad, muestra del África perenne polia. Condensata se ha desvanecido, la fruta mantiene su intensa iridiscencia azul metálico
CORTESÍA DE PJ Rudall
Desde entonces, la coloración estructural ha evolucionado varias veces en el árbol de la vida, como una amplia gama de organismos que desarrolló maneras de ajustar la geometría de algunos de los más abundantes biomateriales (y muchas veces sin color) en la Tierra, ranuras de ingeniería, los bolsillos y las películas que las ondas de luz de dispersión y hacer que interfieren entre sí de manera que los seres humanos pasan a buscar estéticamente agradable.
COLORES PIXELATED: imagen de microscopio óptico de la condensata Polia fruta bajo epi-iluminación. A continuación: Micrografía electrónica de transmisión (MET) que muestra las microfibrillas de celulosa dentro de una célula de paredes gruesas de la capa de células más externa de la fruta que dan lugar al color de las bayas.
CORTESÍA DE SILVIA Vignolini
Durante siglos, los científicos han estudiado las estructuras de minutos que dan plumas de pavo real, las alas de mariposa y caparazones de escarabajo y su sorprendente iridiscencia, pero «en realidad nada se compara con el interés que hemos visto en estas especies en los últimos 10 ó 12 años», dice el físico Peter Vukusic, profesor de la fotónica naturales en la Universidad de Exeter en el Reino Unido.
El reciente interés se deriva del nacimiento del sintético fotónico campo que tiene como objetivo crear materiales que precisamente controlan el flujo de luz y color a través de la estructura. Iniciado a finales de 1980 y principios de 1990, sintéticas fotónicas han dado lugar a las tecnologías ubicuas, como Blu-ray y los principales avances tecnológicos en las telecomunicaciones. «Pero si nos fijamos en una mariposa o escarabajo, o pescado, o aves, vea estas estructuras que han estado haciendo un trabajo similar por un largo tiempo», dice Vukusic.